¿Si hacemos de Navarro realmente un pueblo turístico?
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¿Si hacemos de Navarro realmente un pueblo turístico?
Navarro es un pueblo con grandes condiciones de aumentar la calidad turística, porque tiene belleza natural y una historia que muchas localidades envidian. Sólo nos alcanzaría con una laguna a dos cuadras de la Plaza y el Monumento a Manuel Dorrego, quien el 13 de diciembre de 1828, sin proceso ni juicio previo, fue fusilado por orden de Lavalle a pocos km del centro de la ciudad. Pero hay más, aquí vivió Juan Moreira, el más famoso de los gauchos a quien Leonardo Favio le dedicó una película.
Nuestra laguna no sólo tiene belleza natural, además posee un camping que da la oportunidad al visitante de acampar y tener todo cerca.
Como muchos pueblos del interior, Navarro ofrece un circuito gastronómico de alto nivel, variado y consagrado. Además, cuenta con un Templo de estilo Jónico con forma de “basílica cuadrilonga” de tres naves y dos torres inaugurado el 11 de septiembre de 1870. Cientos de turistas eligen este lugar para sacar sus primeras fotografías.
Más allá de vivir en esta actualidad donde todo se ha vuelto más agresivo, Navarro aún mantiene el clima pueblerino del interior, pero estando a sólo 100 km de Capital.
Una de las atracciones es el deporte. Aquí hay una hermosa cancha de golf, visitada por cientos de jugadores que se han asociado y llegan los sábados a disfrutar de un deporte que crece día a día.
Aquí tenemos un circuito de motos excelente, otro de TC y/o Karting, canchas de rugby, fútbol, hockey, básquet, paleta, visitadas periódicamente por deportistas y aficionados de ciudades de alrededor del distrito.
Navarro posee espacios verdes que quizás no nos ocupen ni un minuto para observar a quienes vivimos, pero que son reconocidos por el turista o los propios navarrenses que estudian o trabajan durante la semana lejos del pueblo y regresan para vivir lo que en las grandes ciudades no pueden.
Y si desean más aire pueblerino, paz y verde, tenemos las bellezas de Moll, Las Marianas y JJ Almeyra para visitar, descansar y disfrutar.
Cuando uno viaja al interior del país, inclusive visitando algunos pueblos de la provincia de Buenos Aires, podemos observar que los exitosos pueblos turísticos no lograron llegar al objetivo sin el compromiso del gobierno, el sector privado y la gente. Nada de eso tiene que fallar, sino el gran sueño se desequilibra o se derrumba.
Navarro hoy tiene turismo de paso, porque existe un gran problema de hospedaje. Pocas camas. Un hotel, escasa cantidad de cabañas y alguna que otra casa quinta, no alcanzan a cubrir la demanda que crece mes a mes.
Los que saben dicen que la falta de ordenamiento y regulación en algunos sitios, han dado lugar a un turismo masivo y descontrolado generando problemas sociales alterando los modos de vida de las comunidades. Estas debilidades inciden en la calidad del turismo con una oferta poca diversificada y atención deficiente al turista.
Mi sueño es que Navarro definitivamente se convierta en un pueblo turístico. Para ello las tres patas tienen que estar firmes y enlazadas. El Gobierno debe promover el turismo incentivando al sector privado para que invierta. El sector debe ser creativo y audaz. Y la gente debe comprender que el turista trae dinero, lo gasta, aumenta las posibilidades de generación de empleo y el poder adquisitivo del habitante del lugar.
Por un montón de razones, Navarro no ha sido un receptor de industrias. Por otras muy conocidas, se ha desmantelado lo que alguna vez nos identificó como la Capital del Tambo. Por ello, opino que el turismo puede ser una salida a nuestros sueños de vivir mejor, manteniendo el clima del pueblo que siempre quisimos. El turista no llega para hacer ruido, contaminarnos, molestarnos… Viene a comer, fotografiar nuestros atractivos, descansar… Busca un lugar cercano que parece, por su paisaje y filosofía, muy lejano.