El pueblo que no queremos perder
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Llega un año eleccionario y se vivirá como pocas veces, ya que los avances en la comunicación, las redes sociales, la ansiedad y la ambición, han revolucionado todo. Algunos candidatos comenzarán a hablar de que Navarro tiene que crecer, sin explicar cómo… Y sería bueno que el desarrollo llegue pero no nos quite la idiosincrasia…
Es un año caliente y este pueblo que nunca alzó la voz, pasó de un día para el otro a opinar por todo, muchas veces acertadamente y otras tantas a descalificar sin mucha información y hasta animar a la pelea de quienes siempre vivimos en paz, soñando con que nuestros hijos se críen como lo hicimos nosotros, en el siglo pasado.
Por eso se nos ocurrió subir la foto que un amigo tomó el viernes por la noche, no para que se pare lo que ya será difícil de detener, sino para que pensemos en ellos, en los que nos identificaron por años y quizás las discusiones eleven el nivel… Los hermanos Horacio y Jorge Pascual, dueños de una estación de servicio desde hace varias décadas, junto al carnicero del barrio, Eduardo Berón, quien además es bombero son parte de ese pueblo que tanos turistas deseaban visitar…
Fue muy grato ver que las tres líneas que escribimos en Facebook y una sencilla foto, fue la noticia más leída de los últimos 10 días y la que más “me gusta” tuvo de los últimos meses.
Por la misma razón que la publicamos llegaron los “me gusta”, porque la mayoría de los que nos criamos e Navarro fuimos niños y jóvenes felices, disfrutamos de cada vereda, de cada calle de tierra, sin escuchar nunca a nuestros padres quejarse de nada. Hoy tenemos un poco más de asfalto, varias casas más, pero mucha gente que ya no vive ni deja vivir en paz.
Esos hombres y mujeres representados en una sencilla foto sacada desde el celular de José Luis Navarro, es el símbolo del pueblo que queremos, el de los tipos de confianza, de aquellos que cuidan a nuestros hijos, de los que siempre tienen el saludo dispuesto y la confianza en sus primeas expresiones. Esos hombres y mujeres son NAVARRO, son quienes defienden la filosofía que todos debemos defender. ¿Cómo? Conservando los principios, las costumbres, aceptando a quienes desean trabajar y hacer el bien y mirando de costado a quienes no tienen buenas intenciones. Y muchos de sus hijos, que hoy se van convirtiendo en buenos profesionales, con estudio, con buena formación, deberían encontrar razones suficientes para no marcharse, para quedarse a defender su familia en el lugar más querido. No es fácil, pero tampoco imposible.
Una foto sencilla que quedará en la historia. Viva los Di Leo, los Petiso Gómez, los muchachos de Trocha, los Stiévani, los comerciantes del barrio que la pelearon y los que la siguen peleando para que Navarro sea el pueblo más lindo de una provincia rica, pero con mucha gente que no llega a fin de mes.
