El DT Alberto García explica por qué se fue tan rápido de Dorrego
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Luego de la renuncia de entrenador Alberto García, que sorprendió al ambiente futbolístico de Navarro, especialmente a la gente que sigue a Dorrego, pudimos conversar telefónicamente con él, a través del programa radial “Boomerang”, que se emite los sábados en FM Centro. El diálogo fue ameno, con reflexiones que dejan muy clara la decisión del prestigioso técnico de la 1ª división del club celeste, que sólo permaneció cinco partidos al frente de aquel compromiso que ilusionó a dirigentes y allegados.
-Alberto, la gente se pregunta por qué te fuiste. Nosotros te preguntamos, ¿llegaste en el momento equivocado al club?
-Quizás no fue el momento apropiado… Tal vez Dorrego necesite una refundación futbolística, es una gran institución, pero a pesar de las condiciones que eran las apropiadas, el análisis era más relacionado con lo social que con lo futbolístico, soy técnico de fútbol y la tarea que yo veía que había que hacer tenía más que ver con lo social que con lo futbolístico. Yo creía que llegaba a Navarro para eso, aunque los técnicos no estamos exentos de lo social, pero pensé que era otra la tarea que iba a realizar. Tal vez esperar para trabajar como yo pretendía, con la llegada de chicos de las inferiores que vienen trabajando muy bien en el club. Yo tenía que desarrollar una tarea más relacionada con la identificación del jugador con la camiseta, con un montón de detalles que hacen a la disciplina que un jugador debe tener… cuando uno le pide disciplina táctica se la tiene que pedir sobre detalles del juego que el jugador conoce y domina. Es muy difícil que le pueda pedir disciplina táctica sobre cuestiones que él no puede manejar porque no lo ve en la cancha. Entonces entramos en recurrir a la nobleza del jugador, y no es la línea de vida que el jugador tenga que obedecer porque el técnico se lo dice y no porque está en condiciones de razonar perfectamente la tarea que tiene que desarrollar. Por eso entramos a manejar temas relacionados con la nobleza, la buena voluntad, el sacrificio, y en esa línea de trabajo, creo, las condiciones no estaban bien armadas.
-¿Te quitó entusiasmo encontrarte con ciertas debilidades?
-No, no… Los chicos estaban ansiosos de poder evolucionar. Lo que pasa es que el jugador viene armado de una manera y es muy difícil desarmar lo que tiene y armar conceptos nuevos. Es muy difícil desarmar estructuras anteriores.
-¿Es difícil encontrar jugadores formados que entiendan el juego?
-Si bien es real lo que decís, no es el motivo real del porqué yo tomé esta decisión. Nosotros estábamos trabajando con alrededor de 40 jugadores, no todos con la frecuencia en entrenamientos que uno hubiera querido, pero lo íbamos sobrellevando bastante bien, lo que pasa es que cada idea, cada desarrollo nuevo se encontraba con lo que estaba armado, y después con lo que nosotros pretendíamos. De los 40 jugadores, sin ánimo de reproche lo digo, no todos entrenaban con la asiduidad que yo pretendía y éramos pocos a desarrollar el trabajo. El trabajo futbolístico lo podíamos hacer los que nos metíamos a la cancha, pero el fútbol no es sólo los 90 minutos del partido, tiene todo un desarrollo desde lo social, desde lo grupal, de conducción, relacionamiento, de bajar línea, de orientación en el juego, orientación en la idea del entrenamiento, de cómo comportarse en la vida, que el fruto de eso después va a parar a los 90 minutos. Y en los 90 minutos, cuando las cosas no funcionan, nos enojamos todos, y mucho. Eso va desgastando la relación, porque en algún momento el jugador deja de creer lo que vos decís, porque cree que puede solucionar las cosas solo, y eso no es problema del jugador como persona, porque cada uno tiene su temperamento, su personalidad, su manera de expresarse… Pero es una manera de ir desgastando el desarrollo del trabajo y ante cada inconveniente era volver a empezar. Y éramos pocos… Demasiado pocos, Sebastián, Roberto y yo a tratar de convencer al jugador, y ya no teníamos que convencerlo de que tenía que aprender algo, teníamos que entrar en un terreno mucho más profundo, que excedía según mi manera de pensar, la tarea que tiene que hacer un técnico. Ojo, creo que es un problema que sucede en varios clubes, no en todos, porque hay aquellos que son más efervescentes, hay clubes donde hay más fuego interior… Los problemas de la tenencia de identidad, y la autoestima de estar implícitos en la vida del club. Y acá había que sembrarlo. No encuentro un vocabulario más amplio para explicar que la tarea excedía la función del técnico. La verdad, hubo momentos donde trabajábamos más en otras áreas y muy poco en lo futbolístico.
-¿Vas a dirigir o te tomarás un tiempo?
-Voy a volver a dirigir. Esto ha sido un paso en la línea equivocada, pero no hubo mala voluntad de ningún lado. A los técnicos nos pasan estas cosas, no siempre tenemos éxitos, muchas veces el éxito pasa por otros caminos y no exclusivamente en lo futbolístico, si no nadie dirigiría, porque son muchos más los que pierden que los que ganan. Ahora tengo que ordenarme, también trabajo en la docencia en la parte futbolística, tengo algunos viajes postergados y cuando salga algo seguramente lo voy a analizar. Tengo muchas ganas de seguir trabajando no me fui de Dorrego porque tenía ganas, sino por otras razones. A mí me gusta el fútbol y la vida que hacemos.
-Te deseamos lo mejor…
-Gracias, me estoy debiendo un viaje a Navarro, sentarme a tomar unos mates con un jugador que había armado una relación muy importante, más de lo humano que desde lo futbolístico. Un gran abrazo a todos y seguramente nos vamos a volver a encontrar.
