Conmovedora entrevista a Daniel Torres, Héroe de Malvinas

Roberto Gómez
Por Roberto Gómez abril 2, 2015

Conmovedora entrevista a Daniel Torres, Héroe de Malvinas

Daniel Omar Torres nació el 27 de diciembre de 1962. Se crió en Navarro como un pibe de cualquier pueblo chico, con sus padres, hermanos, amigos del barrio, compañeros de escuela, jugando al fútbol en el Club del Sud, formándose en la Escuela Nº1, el Instituto San Lorenzo y cuando pensaba en ver qué hacer a los 18 años, le tocó hacer el Servicio Militar en Mercedes. Terminaba ese compromiso cuando ningún sueño de construcción de futuro apareció, porque le dijeron “subí al avión que nos vamos a Malvinas”… No más explicaciones, no más tiempo libe… No más besos de mamá y papá… A defender la Patria a las islas más frías y grises del planeta, donde el Imperio Británico gobernaba ilegalmente desde hacía años.
El gobierno de Leopoldo Galtieri, militar aplaudido por un país y luego repudiado por casi la misma cantidad de argentinos, creyó que salvaría el desastre que tenía en ese momento ganando una guerra que lo posicionaría junto a San Martín o Belgrano. Pero no fue así, en poco tiempo los británicos, apoyados por Estados Unidos, entre otros, hicieron su cruel trabajo y nuestros pibes, inexpertos y valientes, regresaron al continente para vivir una vida totalmente diferente a la soñada, con una grieta que jamás cerrará. Algunos se quedaron allí, como muestra del coraje argentino y el amor a su tierra. Los navarrenses regresaron todos con vida, pero ya nada sería como la de aquellos jóvenes del pueblo que paseaban por la Plaza Mitre o por el billar del Calé.
Daniel dialogó con Boomerang, mientras escribimos las primeras páginas de nuestro libro, el de los Héroes, que llevará tiempo pero estará en nuestro pueblo ni bien podamos terminar.
El número de sorteo fue el 879… Daniel era el más chico de la clase 62… Por 4 días se hubiera salvado. Le preguntamos…

-¿Cómo te enteraste de que te tocaba la colimba?
-En su momento cuando estábamos en quinto año me acuerdo hicieron el sorteo, yo lo primero que pensé fue me mandan a Córdoba a Aeronáutica… Pasaron 32 años y por esas cosas de la vida me vengo a enterar que fui a Mercedes por un pedido de Beto Yaregui, intendente en ese momento, quien pidió que fuéramos a Mercedes la mayoría de los navarrenses… Betito (su hijo) había sido el chofer del teniente Alperín, jefe nuestro en Malvinas.

-¿Dónde escuchaste el sorteo y con quién?
-El sorteo lo escuché en el instituto San Lorenzo, cuando estábamos en quinto año, nos pusieron una radio en su momento y estábamos todos los que pertenecíamos a la promoción, y lo escuchamos ahí.

-Alguno de los que escucharos con vos el sorteo, ¿te los cruzaste en Malvinas?
-No, ninguno. Porque de la clase mía, de los que estábamos ahí en la promoción, la mayoría se salvaron y no fue ninguno. Pedro Traboni que fue hasta tercer año con nosotros y después abandonó, fue con quien estuve en Malvinas. Pero después la mayoría Toto Gómez, Rodolfo García, Miguel Traboni, el Negro Vega, no fue ninguno.

-En el momento que saliste sorteado, ¿qué sentiste, te amargaste?
-No sé, una sensación rara. Creo que la mayoría lo que queríamos era sacar un numero bajo, pero bueno, me tocó eso. Aparte uno no sabía con qué se iba a encontrar, y aparte uno no se interesaba por saber qué era el Servicio Militar… Por ahí alguno había visto acá, que la mayoría había hecho Marina, con la bolsa, ropa blanca, el sombrerito; pero nunca se me dio por preguntarle qué era lo que pasaba, no tenía ni noción de lo que era el Servicio Militar.

-Antes de salir sorteado para el servicio militar, ¿pensabas hacer algo que se postergó por el Servicio Militar?
-Me hubiera gustado, pero por una cuestión económica también mis viejos no podían bancarme en esa época un estudio en la Facultad. Mi futuro era incierto. Pero la idea hubiera sido trabajar no sé de qué, porque en esa época no había tanto.
En el momento de la secundaria yo trabajaba, desde que empecé segundo año, lo hice en una despensa, era para los gastos míos. Iba al secundario a la mañana y a la tarde trabajaba. Trabajé hasta que me fui al Servicio Militar. Y Cuando vine empecé a trabajar en el Frigorífico casi un año, luego rendí el examen para el Banco y a los siete meses empecé a trabajar en Banco Provincia de Lobos. Entré con 21 años, el 10 de julio del ’84, por cuatro años estuve en Lobos y viví dos años allá. Después hice el cambio con un veterano, Daniel, que había hecho el servicio militar conmigo, y me vine para Navarro.

-¿Qué situación sentimental tenias cuando te fuiste a Malvinas?
-Estaba solo en esa época, no tenía novia. Fue una sensación rara, pase la revisación médica, incluso que tenía un problema de bronquios, porque había tenido un enfriamiento cuando era chico. Y me acuerdo cuando fui a la revisación médica, lo que hacia uno por salvarse, me acuerdo que me bañe el día antes como a las 10 de la noche y salí afuera de mi casa y me sente de short, muerto de frio, para que me agarre un ataque de asma para que al otro dia me vean asi y no pase la revisación. Como nunca dormi como un angelito, ningún síntoma tuve. Fuimos al otro dia a las 5 de la mañana, y cuando me hicieron la revisación medica en Ramos Mejía, encontraron algo y me mandaron a una entrevista al Hospital Militar Central en Palermo. Fui y me hicieron las reacciones, yo me acuerdo que eramos varios que estábamos ahí, algunos para brotarse se rascaban y yo los miraba, pensaba que estaban locos. A mi de las veinti pico reacciones que me pusieron me brotaron cinco o seis, entonces me hicieron un certificado medico, me preguntaron cuando me presentaba en mercedes, y yo les dije que el 17 de marzo que tenia que entrar en el servicio militar, y me hicieron toda una nota como que iba a una junta medica a mercedes y me llamo la atención. Yo con la esperanza que por ahí cuando fuera a mercedes por ahí me salvaba. Entonces me acuerdo que el 17 de marzo, cuando nos fuimos para Mercedes hacia una semana que había rendido Literatura de quinto año que me había quedado con Mercedes Murphi. Sali para mercedes temprano era, me acuerdo que sali con un jean gastado, unas zapatillas Nike, una remera y lleve un buzo atado y me dice mi vieja, (típico de las madres que te acompañan hasta la puerta y te dicen chau) me dice, no llevas abrigo? Y le digo no vieja, si total volveré a la tarde.
Llegue a Mercedes con ese comprobante que me habían dado del hospital militar central, y digo vengo a una junta medica, y me agarro un suboficial o no me acuerdo bien que era, mientras hacíamos la cola todos los del ’62 para entrar y me dice: bueno, vos llegaste por una junta medica, pasa por ahí. y me agarro el papel y lo rompió en 20 pedazos y me lo tiro, te imaginas, las ilusiones que yo tenia de salvarme. Entonces volvi a hacer la fila pensando que ese dia nos iban a largar y ya después nos pasaron a un lugar, que nos estaban esperando los peluqueros, nos raparon, nos sacaron la ropa, nos hicieron poner todo en una bolsa, nos dieron la ropa verde y nos mandaron a la compañía. Asi que a mis viejo hasta los sesenta y pico de días no los vi. Porque de ahí nos trasladaron a Olivera que fue instrucción, casi dos meses. Ahí estaba donde se hacia el campamento, las maniobras. Cuando llegamos los campos de Olivera tenían unos cardos como de un metro y medio y cuando nos fuimos mas limpito no podía quedar. Cosas del servicio militar.
Yo creo que no teníamos preparación ni de lo masminimo para ir. Además mira que cosa, en noviembre el regimiento seis fue de maniobra a La Pampa, con 45ºC de calor a pasar a siete grados bajo cero en Malvinas. Aparte el terreno, nada que ver, La Pampa era todo arena y espinillo por todos lados. Nos tuvieron una semana, diez días, en La Pampa; nos hicieron sufrir horrores, pasamos las mil y una, aparte fue una cuestión de supervivencia, es una cosa que el dia de hoy nos preguntamos por que carajo fuimos.

-¿Aprendiste a cuidar tus cosas y a sacarle algo a algún compañero en el servicio militar?
-Te enseñaban a robar, cuando me daban franco y volvía a mi casa, mamá me lavaba los calzoncillos y las camisetas y me lo dejaba blanco. Cuando llegaba al servicio tipo 3 de la mañana me acostaba a dormir una hora y ponía todo lo de la mochila en un cofre, que no tenia candado. Y a la hora cuando te despertabas no tenias nada, por ahí tenías un calzoncillo que tenia 25 días de uso y una camiseta que estaba marrón, y te querías morir. Entonces aprendías a hacer lo mismo.
El día que te tocaba estar adentro porque tenias que hacer guardia, la ropa la podías lavar ahí adentro, no como la lavaba tu vieja, entonces hacías lo mismo, cuando volvían los otros de guardia, cuando se dormían, era tal cual, y si no era acostumbrarte a dormir con todas las cosas debajo de la cama. Era continuamente estar robándole a uno o a otro; aparte en un momento la compañía pasaba revista y te pedían algunas cosas y si vos no las tenias te las cobraban

-¿Bailaron mucho a algún compañero muy cercano a vos en el servicio militar, lo maltrataron, abusaron?
-Sí, había abuso pero en el buen sentido. Si uno le ve el lado positivo en esa época que jugábamos al fútbol, teníamos un estado de físico de aquellos. Pero por ahí lo que uno a veces no toleraba en el servicio militar es que, en una compañía de setenta donde uno o dos hacen quilombo por ahí encima no dan la cara y no dicen que fueron ellos, lo hagan todos. En el invierno nos sacaban a las tres de la mañana, así como estabas (camiseta, calzoncillos y a lo sumo te ponías los borceguitos); te sacaban atrás del regimiento, que había como una pista de combate que tenía pozos, alambrados para trepar, etc., y por ahí a esa pista la corrías tres o cuatro veces, y te tenían hasta las cinco de la mañana que volvías hecho percha, te tirabas una hora en la cama asi como estabas y te levantaban a las seis de la mañana de nuevo. Pero bueno, yo trato de buscarle el lado bueno.
También nos llevaban a las duchas que tenían una capacidad como para cuarenta y nos metían setenta adentro para hacer cuerpo a tierra, arriba, cuerpo a tierra; te tirabas vos y tenias diez arriba.

-¿Cómo se llama el regimiento donde hiciste el servicio militar?
-Regimiento Infantería Mecanizado 6, General Viamonte. Calle 12 y 29. Mercedes.

-¿Cómo estaba conformada tu familia cuando viajaste a Malvinas?
-Mi viejo, que falleció a los 62 años en el 85; mi vieja y mis hermanos. Graciela que es la mayor y Verónica que es la menor. Ahora mi vieja sigue estando, Verónica se casó y tiene dos hijos. Y Graciela tiene cuatro hijos.
Yo tengo cuatro hijas, Nazarena y Florencia de mi primer matrimonio, Constanza, y ahora tengo una gorda pequeñita con mi segundo matrimonio.

Daniel estuvo 74 días en las Islas, llegando el 11 de abril de 1982. Su hija mayor cumple años ese mismo día.
En la charla hubo siempre lágrimas de emoción y por muchos minutos, debimos parar no sólo para contener a Daniel, sino para dejar de lagrimear nosotros, porque somos contemporáneos, lo conocemos de chiquito, y nadie que escuche su relato puede dejar de conmocionarse.

Daniel nos siguió contando sobre su llegada a las Islas

-Una semana antes de partir vinieron nuestros familiares a vernos pero todavía no sabíamos en que íbamos ni cuándo. Así que mi viejo ese domingo cuando se fue, no sabía que nosotros nos íbamos a ir para allá. Nos embarcaron en los reos, los camiones, fuimos hasta Palomar, ahí nos hicieron la revisación médica, controlamos fusiles, y bueno, desmantelaron un 747, les sacaron todos los asientos… Me acuerdo que más de uno se atropellaba para subir al avión como si fuera un viaje de placer, yo creo que fui uno de los últimos en subir. No sé si me daba cuenta a dónde iba, pero no quería subir. Después en el 747 nos llevaron hasta Rio Gallego, ahí bajamos y nos embarcaron en un Hércules (avión) y en ese fuimos a Malvinas.

-¿Cómo fue el desembarco?
-Fue una experiencia extraña, uno por lo que era el clima, el frio, la niebla que no veías a dos metros, aparte no sabíamos dónde estábamos porque no se divisaban las Islas cuando íbamos llegando.

-¿En el viaje se comentaba algo?
-Sí, pero no se hablaba de nada, algunos comentaban pero no sabíamos nada ni nos imaginábamos lo que iba a pasar

-¿Alguien les dio un discurso o les dijo algo?
-Habló el Jefe de Regimiento cuando estábamos en Mercedes… Nos dijeron después de que nuestras familias nos visitaran. El rumor estaba, pero no había nada confirmado departe del ejercito. Después de que las familias se fueron nos lo dijeron, pero ya no había forma de avisarles.

-¿Qué paso cuando llegaron a las Islas?
-Para nosotros era una rutina más, como cuando nos sacaban de maniobra a algún lado. Formar, pasar el alistamiento de las cosas que teníamos, te hacían poner en fila y desarmar el fusil, limpiarlo por más que hacia una hora lo habías limpiado, pero si te ponés a pensar en Malvinas lo que más necesitabas era el fusil, era lo que más tenías que que cuidar.
Llegamos, pasamos por puerto argentino, y después en las posiciones que luego nos trasladaron más adelante en la compañía nuestra. Pero ellos siempre orden cerrado y los militares mucha información tampoco nos tiraban; estábamos en Malvinas pero no había nada oficial, se habían tomado las Islas, pero más noticias que esas no sabíamos.
Estuve en Puerto Argentino y después por el lado de la Bahía de la Base San Carlos, que es donde estuvieron los ingleses, en la mitad de la Isla… no teníamos un punto fijo. A nosotros nos dieron a entender que al estar haciendo el Servicio Militar y formar parte de la guardia hasta el 63, que si a mí me pasaba algo, iban a pagar menos por mí, que por otro que era civil hace cuatro meses y que ya tenías tu vida fuera del regimiento, porque ya te habían dado la baja. Entonces cuando nosotros llegamos a Puerto Argentino nos tuvieron una semana ahí y después nos llevaron a adelanta Primera Línea, estábamos con cuatro corrientes, con los infantes marinos 1005, y la mayoría del Regimiento C que había salido de baja que eran 600, en total éramos 800, los 200 estábamos más adelante. Esos 600 estuvieron en Puerto Argentino 74 días, hicieron las posiciones ahí, se quedaron ahí, la fueron arreglando. Yo no, pues me cansé de hacer pozos, hicimos un tiempo allá, otro tiempo acá…

-¿Por qué fue puntualmente esa mala suerte que te movieran tanto?
-Porque el enemigo nos obligaba, el primer mes no, estuvimos tranquilos en un lugar, pero después a partir del primero de mayo cuando ya empezó el ataque inglés… ellos lo que hacían era reglar, tirar con artillería pesada, pasaban los aviones enemigos, buscaban las posiciones, de día los veías pasar, iban y venían, por ahí alguno derribaban otros no, entonces de noche lo que hacían era arreglar con artillería pesada, o tiraban del mar o desde las posiciones que se habían hecho en San Carlos. Entonces lo que hacían era obligarte que si vos estabas en un lugar te empezabas a replegar, por lo general siempre la artillería pesada te la tiraban de noche, porque es cuando tenés que hacer guardia y descansar. La estrategia de ellos era de noche no dejarnos en parte descansar.

-¿Pensaste que te ibas a morir?
-En más de una oportunidad, yo creo que no tomás conciencia. Al principio era una cuestión de supervivencia, hasta el primero de mayo era algo tranquilo, veníamos haciendo la misma vida que podíamos hacer acá cuando estábamos en maniobra.
La estrategia de los ingleses era, cuando llegaron los barcos, lo primero que hicieron fue tirar por arriba de Puerto Argentino y lo que hicieron fue destruir el aeropuerto, de esa manera romper el aeropuerto, los Hércules de acá, no podían bajar ni con mercadería ni con armamento, ya no podían traer aviones, porque era el único lugar que podían bajar en Malvinas.
Después si se fue complicando cada vez más, cuando empezaban los bombardeos en la zona nuestra, estabas durmiendo adentro de un pozo y escuchar el silbido de las bombas, parecía que se te iban a caer arriba de la cabeza, no te lo olvidas más. Una vez hicimos una prueba de la posición nuestra a ver caído una bomba a diez metros, que tuvimos la suerte que la mayoría de la compañía por ahí en ese momento no hubo heridos, si en un repliegue murieron dos o tres. Pero tuvimos suerte que a la noche nunca hubo heridos, no pegaban en la posición que estábamos.
Si escuchar el ruido cada vez más cerca, cosa que nunca habíamos sentido. Más que ir al tiro Federal o al maniobras en olivera a tirar unas granadas o un mortero; una cosa es tirarlo otra es sentir donde hace el impacto y cae.
Eso fue después del primero de mayo, ahí empezaron todo el bombardeo de lo que era aéreo, más o menos. No había cuerpo a cuerpo con ingleses… no se veía nada.

-¿Ustedes, hacia donde atacaban?
-La idea era siempre en la mitad de la isla esperar que vinieran, lo que pasa es que uno no sabía la estrategia de ellos, pero eran profesionales, estaban preparados para eso y la estrategia fue empezar a tirar toda la artillería pesada contra nosotros y lograr que por ahí las compañías o los que estábamos en el frente, empezáramos a replegarnos y después la idea era juntarnos cerca del cerro Oserman… después llevarnos al Puerto Argentino… Bombardeaban de un lado y desde el mar también.
Barcos no teníamos nada, pero estaban los de la Fuerza Aérea Argentina, y la actuación fue espectacular, por ahí pudo evitar que pasaran muchas más cosas, no dejaron hacer el trabajo como lo venían haciendo.

-¿Ustedes tenían información de lo que iba sucediendo en otros lugares o estaban totalmente incomunicados?
-Era muy poca la información que se filtraba, por ahí vos podías escuchar a veces, porque teníamos los puestos donde estaban las radios, pero era un lugar donde supuestamente no podía entrar nadie, pero eso lo podes manejar en el regimiento, estando en Malvinas no las podés manejar, se te escapan de las manos. Cuando estábamos haciendo una maniobra vos sabias que este estaba allá el otro allá, pero en Malvinas uno podía pasar caminando y no los veías.

-Estuvo Casanseud, uno de los cronistas más conocidos. ¿Alguna vez lo cruzaste?
-No, estaba más cerca de lo que era el Puerto Argentino, yo en ningún lugar lo crucé ni siquiera verlo en Puerto Argentino cuando fue la rendición porque nos tomaron prisioneros antes y nos fuimos por otro lado, pero lo he visto por videos y que hablaba con soldados, pero debían ser los que andaban por ahí por el perímetro, nosotros estábamos en primera línea.

Daniel se emociona tanto cuando recuerda a sus compañeros caídos como cuando piensa que no pudo vivir con su papá experiencias que siempre imaginó. Son heridas difíciles de cerrar, pero la contención de su familia y la gente de Navarro, es una caricia al alma que todos los días necesita.
Peleó en un pelotón donde había 60 y terminaron cuatro, donde su amigo de combate Mingo fue ametrallado y literalmente partido por la mitad… Pasó hambre y tuvo frío como miles de soldados que fueron llevados por cuatro locos que querían convertirse en héroes sin tener la más mínima idea de lo que llevaban a cabo. Pero la historia se les dio vuelta, hoy los Héroes como Daniel no los recuerdan con odio. Hasta tiene la mejor relación con algunos de sus jefes, los valientes que los cuidaban en las Islas y ponían el peco igual que los pibes. Daniel es uno entre tantos Héroes y entre los 30 navarrenses que quedarán en esta historia.
Esta es una parte de lo que alguna vez convertiremos en el libro que les prometimos.
Se podrá leer los relatos de todos, sus anécdotas y hasta algunas muy graciosas.
Daniel, nuestro Héroe, pasó un 2 de abril por nuestras páginas. No podía ser de otra manera.

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Roberto Gómez
Por Roberto Gómez abril 2, 2015

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