Si verdaderamente deseamos que Navarro no se contagie de los males de las grandes urbes, no le quitemos el antídoto que la preservó durante tantos años
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Sabemos que las redes sociales son el gran fenómeno del Siclo XXI. De hecho nuestro medio es una red donde miles de navarrenses y lectores de otros sitios se expresan, se comunican, se informan… Pero es tanta la pasión con la que se escribe en algunos casos, que los dichos cruzan ferozmente el límite de la prudencia o del respeto por el otro, no sólo al que desean atacar, sino al que agreden sin darse cuenta, al amigo, al hijo, a la mamá del que se apunta…
Cada vez que discutimos algo podemos hacerlo poniendo lo mejor de nosotros para no agredir. No siempre se puede, pero se puede más si se quiere…
Todos estamos usando los dedos para debatir, en vez de hacerlo con la voz… Antes hablábamos y hasta quizás levantábamos el tono… Ahora escribimos y en cada debate mejoramos la puntería hacia nuestra virtual víctima.
Navarro Noticias tiene en su Facebook miles de personas conectadas… Es cada vez mayor el grado de intolerancia en los comentarios.
Nosotros creemos que se puede discutir, ser irónico, duro si se quiere, pero siempre respetando al circunstancial oponente y a todos aquellos que posiblemente lean cada comentario.
Quizás lo nuestro sea sólo una expresión de deseo. Tal vez porque nos criamos en un pueblo envidiado por su pacífica idiosincrasia, la que no queremos perder, la que aún podemos defender.
Ayer se realizó una marcha y fue un ejemplo de educación, de convivencia, de respeto por el que piensa distinto… No hubo insultos, agravios, gestos siquiera…
Sería maravilloso mostrarnos cada vez más inteligentes a la hora de discutir. Quizás con un poquito de cada uno, lo logremos.
Nosotros también discutimos, criticamos, nos enfadamos, le decimos no a la mentira, no a la corrupción, no a la mala interpretación, no al golpe bajo, no a la agresión, no al abuso, pero también le queremos decir no a la intolerancia. Queremos ser tolerantes hasta con quien realmente no nos quiere.
Ojalá la diversidad de canales de expresión nos ayude a mejorar la comunicación entre nosotros.
Si verdaderamente deseamos que Navarro no se contagie de los males de las grandes urbes, no le quitemos el antídoto que la preservó durante tantos años.
Vamos que se puede.