«Por más que vuelva a Malvinas, no creo que se cierre una historia»
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Daniel Torres es uno de los héroes de Malvinas que Navarro homenajea desde hace 32 años. Fue por mucho tiempo el presidente del Centro de Ex Combatientes. Uno de los tantos soldados de 18 años que con poca instrucción y escasos alimentos pusieron cuerpo y alma para defender la tierra que nos pertenece, pero que se fue a recuperar en 1982 de manera equivocada, por acción de un gobierno anticonstitucional que sólo pensó en no perder el poder, apostando a un triunfo imposible frente a Gran Bretaña.
Trabaja desde hace años en el Banco Provincia, es nacido y criado en Navarro y al regresar de la Guerra se quedó a construir su futuro en este pueblo. El sábado conversó telefónicamente con los conductores del programa Boomerang en FM 103.3, generando en sus declaraciones un clima de emoción constante, dejando muy claro que por más apoyo y compañía que un soldado de guerra tenga, jamás podrá olvidar el calvario que le tocó vivir. Aquí sólo refleamos unas pocas líneas de la conversación de la que muchos hablaron al escuchar el programa de los sábados.
-Pasaron 32 años Daniel…
-Parece mentira que hayan pasado 32 años. De todos modos estamos agradecidos con el pueblo de Navarro por su apoyo constante. Hoy contamos con una sede que no en muchos lugares existe, un lugar que los veteranos usamos para reunirnos y hacer un poco de terapia, para ir hablando muchos temas que por años no compartimos, porque son temas que aún no superamos y quizás nunca los vayamos a superar.
-¿Tienen como cuenta pendiente viajar a Malvinas?
-Sí claro, cuando pasaron 30 años lo íbamos a hacer, pero son cosas que cuando están por llegar, quizás te tirás para atrás. Vamos a ver si este año podemos concretarlo, igualmente que por más que vuelva a Malvinas, no creo se cierre una historia.
-Arturo Cáceres nos contó que allí dejó enterrada su arma, ¿vos pudiste hacerlo?
-No, yo ni siquiera pude llegar a Puerto Argentino con mis compañeros, porque me llevaron a San Carlos y luego terminé volviendo en el Canberra, así que los ví recién en Campo de Mayo tiempo después.
-¿Cómo se enteró tu familia que llegabas?
-Llegamos en micro escondidos, porque los vidrios tenían los vidrios pintados así que nadie sabía que íbamos adentro. Al primero que vi cuando llegué a Mercedes fue a Tito Astegiano, antes que a mi familia. Eso lo recuerdo muy bien.
-¿Cómo te sentías en ese momento, un héroe o un derrotado?
-Ninguna de las dos cosas. Con la preparación que teníamos y el armamento que llevábamos, demasiado pudimos hacer, quizás eso sentí.
-¿Dormís tranquilo?
-Sí gracias a Dios. Mirá, cuando llegué ese día en casa hubo gente hasta las tres y media, y cuando me acosté fue el mejor día de mi viva, escuché a la mañana los pájaros, en mi pueblo, y no me lo olvido más. Además, por suerte, nunca tuve una pesadilla, como quizás tuvieron muchos soldados, lamentablemente. Lo que te puedo decir es que llegamos después de 74 días sin bañarnos, así que imaginate cómo estábamos al llegar a casa.
-¿Cuántas bajas hubo en tu compañía?
-Nosotros íbamos al frente, en la primera línea, seríamos unos doscientos, y otros 600 quedaron en Puerto Argentino y otros lugares de refuerzo y custodiando los puntos estratégicos. Las bajas habrán sido 9 o 10 lamentablemente.
-¿Cuál es tu sentimiento para con los militares?
-Es medio complicado… Hubo de todo, creo que ir a Malvinas fue responsabilidad de una persona que no estaba en sus cabales, pero dentro de la fuerza había gente buena. Nosotros teníamos un jefe que era casi de nuestra edad, que tenía tanto miedo como nosotros, pero fue un señor como el hoy teniente Lamadrid, que fue al frente y trató de protegernos siempre, no como otros más experimentados que hicieron lo imposible para volver lo antes posible.
-¿Cuál fue el momento más duro Daniel?
-La muerte de Mingo (lágrimas…) Era un pibe bárbaro, que se descuidó, que iba de un lado para el otro con su cama, con su comida, no las soltaba, y el 14, en un segundo, en un duro combate, se descuidó y una lluvia de metrallas terminó con su vida. Es muy duro recordarlo… Era un gran pible, lleno de alegría…
Un día fui a Roque Pérez, a su hogar, y me tocóa hablar con su madre, porque esa mujer no sabía cómo había muerto su hijo… Fue una situación muy fuerte para los dos, tristísimo, pero nos pudimos decir muchas cosas, abrazarnos y llorar juntos. Ambos sufrimos mucho por aquel episiodio, pero imaginate la madre… Muy triste.
Daniel se quebró de una manera difícil de explicar en una sencilla nota de un diario web, pero fue conmovedor escucharlo y finalizó manifestando su eterno agradecimiento a la gente de Navarro como así también el deseo de que algún día se haga ese ansiado desfile de todos los Veteranos de Malvinas a nivel nacional, porque considera que todos querrían estar orgullosos allí.
Cada uno de nosotros llevará en el corazón a los héroes que hornarán nuestra historia.