Navarro cumplió 217 años y se celebró con un sencillo acto

Roberto Gómez
Por Roberto Gómez enero 2, 2015

Navarro cumplió 217 años y se celebró con un sencillo acto

El acto se llevó a cao el jueves 1 de enero a las 20 en la puerta del Palacio Municipal, con la presencia de autoridades y público. Alfredo Martínez fue el encargado de dar el discurso en este acontecimiento histórico y se escucharon las estrofas de la Marcha de Navarro.

Las palabras de Alfredo:

1798 – 1 de enero – 2015 – 217º aniversario de la creación del Partido de San Lorenzo de Navarro.

La decisión política y administrativa emanada del Cabildo de Luján designando la primera autoridad civil para conducir los destinos de este pueblo, se produjo un día como hoy en el año 1798 y dio por jurídicamente creado el Partido de San Lorenzo de Navarro.
Los navarrenses sabemos que, no obstante, los comienzos de este pueblo no se remontan a ese acto oficial. Lo anteceden, porque la formación del caserío había empezado más de tres lustros antes, en torno a una guardia fronteriza cuyo origen hasta no hace mucho era ignorado. Se conocía, además, la fecha de un Reglamento dictado por el Virrey Vértiz que había resuelto la mantención del puesto defensivo en su emplazamiento, desestimando las propuestas de trasladarlo más allá del Salado. No era exactamente el principio de Navarro, pero a este acto se debió la continuidad de un comienzo que, sin él, no habría pasado de eso. Por tal motivo se auspició durante un tiempo la celebración de esa fecha cofundacional, el 28 de Junio de 1779, como “Aniversario del Fortín de San Lorenzo de Navarro”.
Pero llegó, en 1986, el IV Cónclave Regional de Historia de la Provincia de Buenos Aires, y en ese encuentro, celebrado en nuestro pueblo, pudo conocerse el trabajo sobre “Los más remotos orígenes de Navarro” del investigador mercedino Ricardo Tabossi, cuya fundamental importancia para la histografía local radica en que revela nada más y nada menos, que su ignorado dato primordial: el momento del nacimiento de Navarro. De acuerdo a las documentadas afirmaciones del Profesor Tabossi, en una nota fechada el 30 de abril de 1767 el Comandante del Regimiento de Dragones Provinciales don Juan Antonio Marín, a cuyo cargo estaba la frontera de Luján, solicitó al Gobernador del Río de La Plata, don Francisco de Paula Bucareli y Ursúa, el establecimiento de una guardia en una laguna llamada Navarro.
Lo antedicho parece ser una catarata de datos difícil de relacionar y de comprender, pero son, en verdad, la mejor descripción posible de por qué, en este pueblo de San Lorenzo de Navarro, adoptamos la particularidad de tomar dos fechas fundacionales, que fueron oficializadas por el Honorable Concejo Deliberante en 2002 cuando se establecieron el 1 de enero y el 30 de abril como Aniversarios de la Creación del Partido y de la Fundación de la Ciudad de San Lorenzo de Navarro, respectivamente.
Tenemos 217 años de vida institucional, y nos acercamos al cuarto de siglo de recorrido como pueblo; son datos distintivos de la enorme historia navarrense, que fue construida día por día, y protagonizada, también en el día a día por miles de anónimos compueblanos.
Debemos al recordado Doctor Alfredo Sabaté y a su magistral e inclaudicable dedicación, gran parte de la recuperación de la historia local, esa que pudo plasmar en su soñada e inconclusa obra de tres tomos a la que llamó “San Lorenzo de Navarro. Un lugar y su gente en la historia”. En esa labor gigantesca, logró la reconstrucción del desarrollo de las instituciones, así como de variados aspectos de la vida en el pueblo y la campaña; pero además pudo describir los momentos culminantes de la vida y la muerte del Coronel Manuel Dorrego, el «Mártir de Navarro», y de las andanzas y correrías de personajes populares y a veces legendarios, como Juan Moreira.
Parecerá pretencioso y no quiere ser presuntuoso, pero haré el intento de mostrar que no sólo Dorrego y Moreira son los pilares de nuestra proyección en la historia. Porque en esta fecha gozosa de celebración, es saludable poner en relieve también a algunos navarrenses de los tantos que dejaron su impronta. Admito y asumo que toda selección de nombres conlleva un recorte de la realidad, y en este caso de la historia. Pero voy a atreverme para llegar al punto: Recordemos las plumas de Martín Duhalde y de Elvira Laitano, gigantes como escritores; la tarea docente de José Ruiz de Erenchun y de Abdón Resquín Colman; la trascendencia nacional de Manuel Fresco, Monseñor Miguel de Andrea y Monseñor Carlos Horacio Ponce de León. Valoremos la obra de Lucio Correa Morales y el trabajo arquitectónico de Pascual Bertuche. Evoquemos la filantropía del Doctor Juan Francisco Almirón; el aporte educativo del Hermano Septimio Walsh; la valentía periodística de Pedro Carrero; el valor humano y científico en las carreras profesionales de Jorge Monges y «Quique» Hevia. Ponderemos la representación diplomática de Carlos Bastanchuri, la proyección política de Esteban Iceta y “Pichín Maggiotti, el liderazgo de Miguel Talento Amato; la simplicidad de Luis Mangieri, el espíritu democrático de “Lilo” de Arriandiaga; la sensibilidad y bohonomía de Miguel Llanos; la adusta eficacia de Roberto Romeo; la visión estratégica del Padre Alfredo Pironio y de Alberto Yaregui; el talento intelectual y el caudal humano de Enrique Sabaté y del Padre Felipe Raffo Benegas, y el carisma del Padre Antonio Martínez. Dimensionemos los formidables logros deportivos nacionales e internacionales de Jorge Diz; el compromiso comunitario de «Coto» Montenegro, Sebastián Ferzzola, Plácido Venturini y Juan Ramírez. Destaquemos la entrega incondicional de «Pepe» Bécares, Antonio Morra y Pedro Tomatis; la audacia creativa de «Quica» Ronzino y Amanda Gandolfo; el aporte artístico musical de «Toto» Russo y Enrique Pouysegú. Admiremos el talento de Pablo Ramírez; el valor de los Bomberos Voluntarios; la entrega y la entereza de los Ex Combatientes.
Pero, por sobre todas las cosas, recordemos, evoquemos, ponderemos, dimesionemos, destaquemos y admiremos el silencioso protagonismo de quienes dieron vida a las instituciones intermedias o grupos de interés; los de ayer y los de hoy; los que hicieron todo por el Navarro de estos días.
En estos más de 200 años, cada navarrense entregó algo por y para “su pueblo”, y en ese tiempo “el pueblo” moldeó también a cada navarrense. Nadie alcanzó objetivo alguno por sí solo, sino únicamente recorriendo el camino de sumar voluntades y sacrificio con la mirada en un objetivo común, dando forma de consenso a posturas diferentes. Los logros del centenar de instituciones de Navarro dan cuenta de un trabajo pensado, discutido, planificado, sistematizado y ejecutado con la mirada puesta en el interés general por sobre el particular, y en largo plazo más que en el cercano rédito.
Y así llegamos a 2015. Con fortalezas y con debilidades. Con aciertos y con errores. Con triunfos y con derrotas. Con mucho hecho y más que mucho por hacer. Pero con una sola y gran certeza: cada habitante de este pueblo puede reafirmar día a día su identidad pueblerina asumiendo un genuino compromiso desde la solidaridad, un valor universal que, potenciado, puede lograrlo todo. Como el pueblo de San Lorenzo de Navarro merece y necesita.
No será necesario y ni siquiera saludable que discutamos menos; tal vez debamos hacerlo más, o simplemente mejor, contemplando y considerando la mirada de quien es nuestro compueblano y vecino, sin calificar o descalificar por anticipado y con liviandad.
Pensemos juntos, soñemos juntos, hagamos juntos; partiendo de la unidad y haciendo camino hacia la diversidad; sabiendo que cada cual tiene lo suyo para entregar, y que una opinión diferente puede enriquecer la expansión de una buena idea.
Nuestro pueblo de San Lorenzo de Navarro necesita de todos, y de todos depende que las generaciones futuras reciban los buenos frutos de la coyuntura de hoy. Será para que, después de conocerla y valorarla, la tomen como plataforma de lanzamiento para perfilar doscientos cincuenta años más en la vida de este pueblo que amamos.
Gracias a las autoridades municipales por brindarme esta oportunidad, gracias a ustedes por compartir este momento.
Alfredo E. Martínez

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Roberto Gómez
Por Roberto Gómez enero 2, 2015