Mi último adiós a la «Cancha del Tanque»

admnn17
Por admnn17 abril 30, 2013

Estoy seguro que miles de navarreros jugamos alguna vez en ese rústico terreno… Estoy convencido que no todos aún se dan cuenta de que en horas nada más se va físicamente y se queda en la retina de cada uno de nosotros, un pedazo de historia grande del fútbol de nuestro pueblo. Gambetas, gritos, goles, abrazos, lágrimas… Todas las emociones que te da el más popular de los deportes quedarán en ese rectángulo… Allí perdió el invicto el casi invencible equipo de Diego Armando Maradona, “Los Cebollitas”, con un gol de Beto Tomatis… Hasta el propio Diego cuenta en su libro la tristeza de haber dejado la racha de triunfos en un pueblo llamado Navarro.

Allí lo vi dirigir a Miranda, a Aníbal, a Indiano, a Fabricio, a Jorge Diz, a Chiqui, a los Mellis, al Vasquito, entre tantos otros que con la imprudente rapidez con la que escribo, me estoy olvidando. Allí la vi a Mari, escuché los gritos del Chipi, me encontré con mi amigo Mariano, con mi primo Fabián… Allí me tocó dirigir al equipo que arrancó la historia de la Liga Lobense… En ese pedazo de tierra me sentí el hombre más feliz del mundo al ver a mi hijo más pequeño hacer rodar la pelota con su pierna izquierda. Allí lo vi llegar después de haber conquistado junto a sus compañeros y técnicos el 1º campeonato para el Club Celeste. Allí lloré y grité como cualquiera y allí emprendí muchos de mis sueños que hoy los veo concretados gracias al esfuerzo de la gente del club.  Pero allí, en ese mismo lugar, lloré más que nunca el día que por razones que ya también son parte de la historia, me tuve que ir… Allí no hay un terreno, hay una pelota de cuero, una red rajada en el ángulo y un corazón celeste palpitando ante cada definición.

Hoy el Club Sportivo Dorrego está a punto de mostrar el principio de un sueño a toda la zona. En ese nuevo campo, lisito, verde, recién regado, también podré llorar cuando vea a mi hijo y a sus amigos atravesar el alambrado, persignándose antes de dar el primer paso… Porque si llorar no es de hombres, mucho menos es darle la espalda a semejante emprendimiento… Mucho menos aún es no reconocer la continuidad de una historia grande… Porque la grandeza se demuestra con hechos, y los hechos hoy marcan que la cancha del Tanque le pasó la posta al Estadio de un club enorme por su historia y por la gente que la escribió.

Voy a mirar la cancha del tanque y voy a pensar en el pibe Morales, en el Cortito Odriozola, en los que se fueron y en los que vendrán… Voy a pensar que el día que me vaya habré sido parte de ese terreno que se le supo llamar la Cancha del Tanque y quizás algunos de mis hijos le cuenten a los suyos, papá, o el abuelo, dejaba todo por estar al lado de sus jugadores.

Se fue este pedazo de historia que varios llevamos en el corazón. En los pies de Valentín, en su mirada fija hacia la jugada que vendrá, en su amor por la camiseta, se trasladan mis más profundos sentimientos por el fútbol, por Navarro, por el equipo que un día me mostró que el cielo y el suelo lo tocás en cuestiones de segundos.

Toto.- 

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Por admnn17 abril 30, 2013