Mensaje del Padre Mingo: «La Parroquia es la casa de todos»

Roberto Gómez
Por Roberto Gómez enero 10, 2015

Mensaje del Padre Mingo: «La Parroquia es la casa de todos»

Al inicio del nuevo año 2015 – Navarro (B), 10 de enero de 2015
1- Hace muy poquito, casi a las puertas de la Navidad, hemos vivido en Navarro una experiencia inolvidable. Todos hemos visto cómo unos cuantos chicos y chicas con sus hábitos negros y azules andaban por la calle, mochila al hombro, recorriendo las calles del pueblo. Los cruzábamos en las veredas, los veíamos tocando timbre, entrar en los negocios, jugar con los chicos, saludar con respeto y simpatía, y siempre muy alegres. Tanto en el centro como en los barrios, en el asfalto como en la tierra, a pie o en bicicleta, estos muchachos se recorrieron todo el pueblo, no importando el calor ni las distancias.
Estos misioneros venidos de Mendoza, hermanas y seminaristas muy jóvenes, vinieron a Navarro a «hacer lío», como dijera el Papa Francisco. Y vaya si lo hicieron. Hicieron tanto lío que todo el mundo hablaba de ellos. Hicieron tanto lío que mucha gente que estaba alejada de la iglesia se acercó a pedir los sacramentos… ¡hasta ancianos que no estaban bautizados! ¡Gente que hacía años que no se confesaba se acercó a confesarse! ¡Más de 30 adultos y jóvenes que no habían tomado la Primera Comunión ni la Confirmación la recibieron! ¡81 enfermos fueron visitados por los sacerdotes en sus casas recibiendo la bendición y el alivio de la Unción de los Enfermos! ¡Parejas que estaban unidas de hecho regularizaron ante Dios su situación matrimonial y se casaron! ¡Muchas caras nuevos, de todas las edades y condiciones, se empezaron a ver en la iglesia! ¡Flor de lío se mandaron estos muchachos!
Y pensar que todo nació una mañana de agosto, después de las Fiestas Patronales, caminando por el patio de la parroquia, donde me dije: ¿Por qué no convocar una gran misión para Navarro? Y no lo dudé demasiado, enseguida me puse manos a la obra para gestionar el envío de los misioneros con la debida autorización del Sr. Arzobispo.
Finalmente la misión se hizo. Aunque no fue fácil, hubo trabas de todo tipo. No faltaron ciertos comentarios como que venía una «secta» a Navarro, que había que estar «alertas», o cosas más hilarantes, como que la misión me la habían impuesto «desde arriba» para «controlarme», En fin, todos estos malos signos, en el fondo no dejaron de ser «buenas señales» Había alguien (que mejor ni nombrarlo) que estaba rabioso sabiendo todos los frutos que la misión traería para Navarro.
Gracias a Dios y porque la voluntad de Dios siempre termina triunfando, la misión se realizó y sembró en el corazón del pueblo de Navarro una semilla que quedará para siempre. Sólo Dios sabe si la misión se volverá a repetir pero la semilla sembrada ya está germinando, lenta, escondida y sostenidamente.
2- ¿Qué es lo que me llevó a convocar una misión para Navarro? Después de Dios, lo que me inspiró fue la persona y el mensaje del Papa Francisco. Jesús nos habla por medio de él que es su Vicario en este mundo. Su mensaje, por lo tanto, y su modo de llegar a la gente me ha llevado a convocar esta misión y me sigue llevando, a pesar de mis limitaciones, a que pueda llevar adelante mi misión de pastor de este pueblo de Navarro junto al deseo de una Iglesia cercana a la gente, una Iglesia de puertas abiertas para todos, una Iglesia que salga de su propio encierro y comodidad y «agarre la calle» , entrando en las casas y en el corazón de todos.
3- Se han cumplido ya dos años de mi asunción como Párroco de Navarro y, ante todo, debo decir que estoy feliz de estar en esta comunidad. Estaba feliz cuando el Sr. Arzobispo me comunicó que Navarro iba a ser mi nuevo destino, y lo sigo estando ahora, dos años después. He venido a una comunidad que me abrió las puertas enseguida y que se puso a disposición de todo lo que yo pudiera necesitar. Como también yo desde el principio me he puesto a disposición de todos los navarrenses.
En estos dos años he vivido muchas cosas y si bien, dos años aún es poco, las vivencias han sido intensas. Ha habido experiencias hermosas y ha habido también momentos de tensión, días de sol y días de tormenta.
4- En primer lugar quisiera destacar como algo muy positivo la participación de la gente en la vida parroquial. Son muchos los que se han acercado a participar de los actos del culto, de la Misa, tanto los domingos como los demás días; los bautismos se han incrementado y mucha gente ha llamado al sacerdote para ir a bendecir sus casas o sus lugares de trabajo. Muchos son los que han venido a confesarse, a solicitar los sacramentos que les faltaban (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) o a regularizar su situación matrimonial. Y todo esto es muy bueno, porque habla de la necesidad de Dios que hay en el pueblo y cómo la parroquia es capaz de mostrar a un Dios que se deja encontrar por la gente.
Otro aspecto positivo a destacar es la generosidad del pueblo y la apertura de su corazón. Toda vez que la parroquia ha sido invitada a participar de algún evento social (por ej. la venida de La Renga, la fiesta de la lechonada, la fiesta del buñuelo, el locro del 9 de julio, etc) o en las Fiestas Patronales y en la rifa parroquial, muchos han sido los que han colaborado incondicionalmente con la parroquia. Tradicionalmente la parroquia es sentida y considerada como una parte fundamental de la historia y de la vida de nuestro pueblo.
5- Pero entre todas estas cosas positivas que he mencionado, también, sin duda, han aparecido algunas cosas negativas, algunas tormentas que por momentos se han vuelto virulentas, por lo que el comentario en la calle era: ¿Qué está pasando en la parroquia?
Y en realidad, lo que estaba pasando en la parroquia era que varias cosas habían empezado a cambiar. El nuevo párroco había empezado a tomar determinadas decisiones que alteraban todo lo establecido hasta el momento y que ante determinadas personas iban a caer muy mal.
La intención nunca fue molestar a nadie pero se veía claramente que había ciertas cosas que no podían continuar como estaban y en las que había que poner un poco de orden, desde las celebraciones litúrgicas y la catequesis hasta el uso de las instalaciones de la parroquia y de la casa parroquial.
Los tiempos cambian y sobre algunas cosas puede haber miradas diferentes (y es bueno que así sea) en las que el párroco debe actuar dando nuevas respuestas a nuevas situaciones.
Por cierto que alterar el orden establecido provoca siempre una reacción contraria en quienes estaban cómodamente acostumbrados a dicho orden y Navarro no fue la excepción. Hubo reacciones muy contrarias, algunas incluso violentas y agresivas.
6- En su mensaje de Navidad a la Curia Romana, el Papa Francisco, dirigió un discurso donde enumeró una serie de quince «enfermedades» que aquejan actualmente a la Curia, y podríamos decir a la Iglesia en general, y que no permiten que se den los frutos que la obra de Dios debería tener en la Iglesia.
Es por eso que, inspirado por ese mensaje, yo también quisiera presentar un mensaje a manera de diagnóstico, señalando siete «enfermedades» parroquiales, para que entre todos podamos trabajar unidos para «curar» estos males que aquejan a nuestra comunidad parroquial. Para eso he tomado como base las citas de distintos discursos, homilías y mensajes del Papa Francisco.
1º- La falta de reconocimiento de la autoridad jerárquica en la Iglesia
Una concepción «democrática» de la Iglesia, ha llevado a contraponer las noción de «pueblo de Dios» por encima de la noción de «Iglesia jerárquica», como si ambas fueran cosas contrapuestas y no complementarias. Esto llevaría a algunos a pensar que la verdadera autoridad en la Iglesia está en el «pueblo de Dios». El párroco no sería más que un guía de la comunidad, un referente, pero que debe atenerse a lo que «el pueblo» decida. Esto parte también de una falta de distinción entre el sacerdocio común de los fieles con el sacerdocio ministerial propio de los presbíteros y de los obispos, lo cual es un error.
Asimismo han olvidado que a semejanza de Cristo Sacerdote, Profeta y Rey, la autoridad del sacerdote conlleva una triple misión: la misión de santificar, la misión de enseñar y la misión de gobernar. Quienes olvidan esta triple misión creen que el sacerdote está sólo para celebrar la Misa, confesar y visitar los enfermos, olvidando que también debe anunciar la verdad y corregir el error, como también gobernar la parroquia con la autoridad que le ha dado Jesucristo a través de la Iglesia para ponerse al servicio del pueblo de Dios que le ha sido encomendado. Todo esto algunos no lo entienden, por lo tanto, ciertamente que un párroco que cumpliera con su función de gobernar iba a ser tildado de autoritario y de soberbio.
Así como hay personas, existen también unos pocos grupos que se dicen «parroquiales» que trabajan en la parroquia al margen de la autoridad jerárquica del párroco, obrando como si fueran autónomos. Esto no puede seguir sucediendo. O son parroquiales o no lo son, pero no a medias.
Veamos lo que nos dice al respecto el Papa Francisco: «En la presencia y en el ministerio de los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, podemos reconocer el verdadero rostro de la Iglesia: es la Santa Madre Iglesia Jerárquica… La Iglesia no está sana allí donde los fieles, los diáconos y los presbíteros no están unidos al obispo. Esta Iglesia no unida al obispo es una Iglesia enferma. Jesús ha querido la unión de todos los fieles con el obispo, también de los diáconos y de los presbíteros. Y esto lo hacen conscientes de que es justamente en el Obispo en quien se hace visible la relación de cada Iglesia con los Apóstoles y con todas las otras comunidades, unidas con sus Obispos y con el Papa en la única Iglesia del Señor Jesús, que es nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica » (Cf Papa Francisco, Catequesis del 5 de noviembre de 2014)
Es curioso, pero quienes han tildado de autoritario al párroco descreyendo de su autoridad son los mismos que no han dudado en recurrir a la autoridad del obispo para denunciarlo. Lo que no se entiende es cómo si descreen de la autoridad jerárquica de la Iglesia igualmente recurren a ella para lograr sus propósitos.
2º- Las luchas de poder y las ansias de protagonismo
O lo que el Papa Francisco llama también »la enfermedad de la ganancia mundana, del lucimiento: Cuando el apóstol transforma su servicio en poder, y su poder en mercancía para conseguir beneficios mundanos o más poderes. Es la enfermedad de la gente que busca insaciablemente multiplicar su poder y para ello son capaces de calumniar, difamar y desacreditar a los demás, incluso en periódicos y revistas. Naturalmente para lucirse y demostrarse más capaces que los otros” (Cf Papa Francisco, Mensaje de Navidad a la Curia Romana, 22 de diciembre de 2014)
Muchos de los enojos actuales y de las calumnias y divisiones provienen de personas que han perdido el protagonismo que tenían en otro tiempo (y que en su momento pudo haber sido útil) Al ver que otros han ocupado sus lugares se han resentido tremendamente ante lo cual, al no haber querido seguir en determinados servicios y funciones tampoco han dejado que otros entren, recurriendo, como dice el Papa a la acción de «calumniar, difamar y desacreditar a los demás, incluso en periódicos y revistas»
Está previsto por la misma ley de la Iglesia que en toda parroquia el párroco cuente con un Consejo Pastoral y con un Consejo Económico. El Consejo Pastoral está integrado por representantes de todos los grupos e instituciones parroquiales y el Consejo Económico está integrado por personas designadas por el mismo párroco a fin de ayudarlo a administrar los bienes parroquiales. Ninguno de estos integrantes está atado al puesto que ocupa. Ellos colaboran conmigo pero saben perfectamente que cuando yo me vaya de Navarro ellos también se van, dejando al párroco que me suceda las manos libres para designar a quien él desee.
3º- los grupos cerrados en sí mismos
Este es el mal de muchas parroquias y comunidades cristianas. Grupos que sólo trabajan para sí mismos, auto-alimentándose, en constante auto-referencialidad, trabajando de modo exclusivo y excluyente.
También el Papa Francisco denuncia este mal como una enfermedad: »La enfermedad de los círculos cerrados: Donde la pertenencia al grupo se vuelve más fuerte que la del Cuerpo y, en algunas situaciones, que la de a Cristo mismo. También esta enfermedad comienza siempre con buenas intenciones, pero con el paso del tiempo esclaviza a los miembros convirtiéndose en ‘un cáncer’ que amenaza la armonía del cuerpo y puede causar tanto daño – escándalos – especialmente a nuestros hermanos más pequeños” (Cf Papa Francisco, Mensaje de Navidad a la Curia Romana, 22 de diciembre de 2014)
«Cuando nosotros, cristianos, estamos cerrados en nuestro grupo, en nuestro movimiento, en nuestra parroquia, en nuestro ambiente, permanecemos cerrados y nos pasa lo que le pasa a todo aquel que es cerrado: cuando una habitación está cerrada empieza el olor a humedad… y si una persona está encerrada en ese cuarto , ¡se enferma! Cuando un cristiano está cerrado en su grupo, en su parroquia, en su movimiento está cerrado, se enferma» (Cf Papa Francisco, Discurso a los participantes del Congreso Internacional sobre la Catequesis, Roma, 27 de septiembre de 2013)
En ese sentido he recibido varias quejas de personas de distintas edades que han querido integrarse a alguno de estos grupos y han sido marginadas al tener opiniones diferentes. O se alineaban al pensamiento del grupo o quedaban afuera. Como así también hay personas que me han venido a ver llorando porque en sus mismos grupos y entornos las marginaban y presionaban para alejarse de las actividades parroquiales a las que habían sido invitadas a participar por el párroco. Da vergüenza decirlo pero así se han dado los hechos en esta comunidad. Son grupos que no trabajan como grupos parroquiales (aunque se hagan llamar tales) sino como «grupos de amigos» con actitudes sectarias que no hacen más que utilizar a la parroquia transformándola en un «club de amigos»
Por eso mismo son grupos y personas que tampoco se han a abierto a colaborar con la parroquia en los distintos eventos que se han organizado «hacia afuera» Por mi parte he buscado (y lo seguiré buscando) que la parroquia estuviera siempre presente en todo acontecimiento donde se la ha invitado a participar, aunque no tenga nada que ver con la fe, porque mientras no esté explícitamente contra la fe puede ayudar a que muchos se acerquen al ver una Iglesia más cercana, tal vez por aquello que decía San Pablo: «Me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes» (Cf 1Cor 9, 22-23)
Por ejemplo, cuando fue lo del recital de La Renga algunos dijeron que era una barbaridad que la Iglesia participara en tales eventos, que hasta podíamos estar haciendo apología de la droga, etc. Y es verdad que no sabíamos cómo nos iba a ir con la Renga, o que podíamos terminar «accidentados», pero vuelvo otra vez a las palabras del Papa Francisco: «Si un cristiano sale por las calles en las periferias, puede pasarle aquello que sucede a cualquier persona que va por la calle: un accidente… Tantas veces hemos visto accidentes… pero les digo: ¡prefiero mil veces una iglesia accidentada y no una iglesia enferma! ¡Una iglesia, un catequista que tenga el valor de arriesgar para salir y no un catequista que sabe todo, pero cerrado siempre y enfermo. Y a veces enfermo de la cabeza…» (Cf Papa Francisco, Discurso a los participantes del Congreso Internacional sobre la Catequesis, Roma, 27 de septiembre de 2013)
Entonces yo también prefiero una parroquia «accidentada» por salir a la calle que una parroquia cómoda y cerrada en sí misma, en su propio grupito de amigos y en su propio mundo, esperando que todos vengan a ella pero que ella no vaya a ninguno.
En todos estos eventos en que la parroquia ha participado, debo decirlo, y aún en las mismas fiestas patronales del 10 de agosto, muy pocos de «los de adentro», de nuestros grupos parroquiales, (salvo honrosas excepciones) han participado para ayudar y colaborar, pero aún así hemos tenido la colaboración y la participación de muchos de «los de afuera», que poco a poco, se van integrando en la vida parroquial.
Estos pequeños grupos o personas han llegado a creerse con ciertos derechos sobre la vida parroquial, de alguna manera han «privatizado» la parroquia, la han hecho funcional a sus propios intereses, entonces naturalmente que se iba a producir un «choque» al querer salir «hacia afuera» y abrir la puerta a «los de afuera» Han pensado que como han estado «de toda la vida» o en su momento han colaborado económicamente han adquirido más derechos que otros sobre la parroquia. Han hablado de «unidad» y de «comunión» pero no se han dado cuenta que con sus actitudes han alejado a la gente de la Iglesia. No han servido a la parroquia sino que se han servido de ella. Esto se ha visto claramente, por ejemplo, cuando se dio el episodio del mural para el atrio de la iglesia.
Por eso, vuelvo una vez más al diagnóstico del Santo Padre: «Preguntémonos todos: yo como católico, ¿siento esta unidad? Yo como católico, ¿vivo esta unidad de la Iglesia? ¿O no me importa, porque estoy encerrado en mi grupo pequeño y en mí mismo? ¿Soy de aquellos que «privatizan» la Iglesia para su propio grupo, su nación, sus amigos? Es triste encontrar una Iglesia «privatizada» por este egoísmo y esta falta de fe. ¡Es triste!» (Papa Francisco, Angelus del 25 de septiembre de 2013)
4º- El chusmerío
Entendemos por «chusmerío» lo que se entiende por el pecado de «murmuración», de «difamación» y de «calumnia» También entra aquí lo conocido como el fenómeno del «teléfono descompuesto»
Es bien sabido que cuando no se tienen argumentos para rebatir una postura no queda más remedio que recurrir a la descalificación y a la calumnia. Luego los hechos muestran otra cosa, pero mientras tanto los chusmeríos hacen mucho daño y causan escándalo en muchas personas.
Hay personas que se han dedicado a hacer comentarios calumniosos sobre la vida interna de la parroquia y sobre el párroco en lugares puntuales, sembrando cizaña para que crezca y se desparrame. En algunos lugares han tenido éxito, en otros les «han parado el carro» Personas que habían empezado a participar de la vida parroquial, a venir a Misa, a trabajar en la canchita de fútbol o a venir a los asados parroquiales, etc, han dejado de venir porque les han «llenado la cabeza» con mentiras. Una verdadera pena. Y lo peor es que estos «llenadores de cabezas», auténticos sembradores de cizaña, son «cristianos» que participan de la parroquia, vienen a Misa los domingos y toman la comunión (una comunión que ciertamente rompen y no viven) Esto es algo muy grave, tan grave que Nuestro Señor Jesucristo tiene palabras muy duras para quienes promueven el pecado del escándalo, es decir el pecado de «hacer caer» a los demás en su propia sarta de comentarios calumniosos. Tantos dolores de cabeza se ahorrarían si se tuviera la sola actitud de «ir a la fuente» en lugar de dejarse llevar por lo que se escucha.
El Papa Francisco también nos habla sobre lo dañoso que son los chusmeríos en una comunidad: «Que cada uno se pregunte hoy: ¿hago crecer la unidad en la familia, en la parroquia, en la comunidad, o soy un hablador, una habladora. ¿Soy motivo de división, de malestar? ¡Ustedes no saben el mal que le hace a la Iglesia, a las parroquias, a las comunidades, el chisme! ¡Hacen daño! Los chismes hacen daño. ¡Un cristiano antes de chismear tiene que morderse la lengua! ¿Sí o no? Morderse la lengua: esto nos hará bien, porque la lengua se hincha y no pueden hablar y no
pueden chusmear. ¿Tengo la humildad de recomponer con paciencia, con sacrificio, las heridas a la comunión? (Papa Francisco, Angelus del 25 de septiembre de 2013)
»La enfermedad de las habladurías, de la murmuración, del cotilleo: Es una enfermedad grave que comienza con facilidad, tal vez sólo para charlar, pero que se apodera de la persona convirtiéndola en ‘sembradora de cizaña’ (como Satanás), y en muchos casos en ‘asesino a sangre fría’ de la fama de sus colegas y hermanos. Es la enfermedad de las personas cobardes que por no tener valor de hablar a la cara, hablan a las espaldas» (Cf Papa Francisco, Mensaje de Navidad a la Curia Romana, 22 de diciembre de 2014)
5º- Una catequesis deficiente
Gracias a Dios, año a año contamos con un gran número de niños y adolescentes, tanto de los colegios católicos como laicos, que se acercan anualmente a recibir la catequesis parroquial. Contamos asimismo con varios catequistas comprometidos con su misión y responsables en sus tareas que son un soporte fundamental para la catequesis parroquial.
Pero también debo señalar algunas sombras importantes: Un alto porcentaje de catequistas no participa de las reuniones mensuales de formación con el párroco ni de la Misa dominical; y un porcentaje menor no utiliza el texto común o mantienen actitudes y expresiones contra la autoridad del párroco lo cual es signo de una notable falta de comunión eclesial y parroquial. Debido a esto, muchos chicos no han alcanzado un suficiente grado de preparación en la fe, tanto en los contenidos como en la práctica. He recibido quejas de varios padres en ese sentido.
Me he encontrado con muchos chicos que no saben hacerse la señal de la cruz, o rezar las oraciones básicas, entre otras cosas. Ante esto el Papa Francisco ha expresado lo siguiente: «Una de las periferias que me hace tanto mal, que siento dolor -lo vi en la diócesis que tenía antes-, es aquella de los niños que no saben hacerse la señal de la cruz. En Buenos Aires hay tantos niños que no saben hacerse el signo de la cruz. Esta es una periferia ¡eh! Se necesita ir ahí. Y Jesús está allí, te espera para ayudar a ese niño a hacerse el signo de la cruz. Él nos precede siempre» (Cf Papa Francisco, Discurso a los participantes del Congreso Internacional sobre la Catequesis, Roma, 27 de septiembre de 2013)
Es por eso que, luego de haber evaluado y analizado detenidamente con el Departamento de Catequesis la situación actual de la catequesis parroquial, a fin de optimizar la transmisión de la doctrina y de la práctica de la fe a los niños, jóvenes y adultos, hemos adoptado para el próximo año una serie de medidas que confiamos servirán para mejorar notablemente la catequesis parroquial.
6º- La falta del sentido de lo sagrado
Otra deficiencia notoria es, por parte de algunos, una falta total de sentido de respeto por las cosas sagradas, por ejemplo, el templo, los sacramentos, la figura del sacerdote, etc.
Una errónea concepción sobre lo que es la Misa ha llevado a que la Misa sea vivida como un mero encuentro festivo de hermanos en torno a la mesa del altar, sin sentido del sacrificio y de la acción sagrada. La Misa es las dos cosas: banquete sagrado y memorial del sacrificio.
Un erróneo sentido de la «fiesta» ha llevado a una exteriorización abrupta y desarmónica en algunas expresiones litúrgicas, derivando en una falta de respeto al espacio sagrado del templo, observando en algunos un comportamiento similar al de un boliche bailable o al de una cancha de fútbol. En ese sentido, son muchos los feligreses que me presentan sus quejas porque no pueden vivir con serenidad la Misa a causa de estas conductas inapropiadas.
La falta de sentido de lo sagrado en la liturgia proviene de una falta del sentido del misterio. Se piensa que todo debe ser «explicado», que todo debe ser «festejado»
El Papa Francisco nos explica bellamente cómo debe ser la liturgia de la Iglesia: «La liturgia es precisamente entrar en el misterio de Dios; dejarnos llevar al misterio y estar en el misterio… Recuerdo que siendo niño, cuando nos preparábamos para la Primera Comunión, nos hacían cantar “Oh santo altar custodiado por los ángeles”, y esto nos hacía comprender que el altar estaba custodiado por los ángeles, nos daba el sentido de la gloria de Dios, del espacio de Dios, del tiempo de Dios. Y luego, cuando hacíamos el ensayo para la Comunión, llevábamos las hostias para el ensayo y nos decían: “miren que éstas no son las que recibirán; éstas no valen nada, porque luego estará la consagración” Nos hacían distinguir bien una cosa de la otra: el recuerdo de la conmemoración. Por lo tanto, celebrar la liturgia significa tener esta disponibilidad para entrar en el misterio de Dios, en su espacio, en su tiempo… Hay que pedir hoy al Señor que nos done a todos este sentido de lo sagrado, este sentido que nos haga comprender que una cosa es rezar en casa, rezar en la iglesia, rezar el rosario, recitar muchas y hermosas oraciones, hacer el vía crucis, leer la Biblia; y otra cosa es la celebración eucarística. En la celebración entramos en el misterio de Dios, en esa senda que nosotros no podemos controlar: sólo Él es el único, Él es la gloria, Él es el poder. Pidamos esta gracia: que el Señor nos enseñe a entrar en el misterio de Dios» (Cf Papa Francisco, Homilía en Santa Marta, 10 de febrero de 2014)
Asimismo la falta de respeto a las cosas sagradas se ha manifestado explícitamente en una falta de respeto hacia el Sacramento Eucarístico. Se ha observado, por ejemplo en muchos niños (no en todos), una falta de noción sobre a Quién están recibiendo, expresado en actitudes de risas a la hora de comulgar, de comulgar en la mano sin consumir la Hostia (lo mismo en algunos grandes), de sacarse la Hostia de la boca al irse caminando… ¡hasta se han encontrado Hostias pegadas debajo de los bancos como si fueran chicles!
¿Qué hacer ante todo esto? Ciertamente que el párroco no puede permanecer de brazos cruzados sino que su deber es corregir estos abusos con caridad, prudencia y firmeza, empezando por los más chicos, que son los que están recibiendo las primeras nociones de la fe. También al querer poner orden en estas cosas han aparecido resistencias, y a veces por parte de personas que se suponía eran instruidas en las cosas de la fe.
7º- La falta de conciencia sobre el sostenimiento del culto
Es verdad que existe un gran desconocimiento sobre el manejo del dinero en la Iglesia. Muchos creen que la parroquia se sostiene con plata que le mandan desde el Vaticano, o desde el Obispado o desde el gobierno. La realidad es que ni el cura ni la parroquia se sostiene con ninguna de estas tres cosas.
Los que sostienen la parroquia son los mismos fieles que ponen su colaboración en la colecta de la Misa o solicitan algún servicio por parte de la parroquia, por ej. bautismos, misas de difuntos, casamientos, etc.
Gracias a Dios, hay muchas personas que son muy generosas y aportan al sostenimiento de la parroquia. Lo hemos visto también con la reciente misión popular donde casi todos los gastos de sostenimiento de la misión y lo que significaba el alojamiento y la comida de casi 40 misioneros durante doce días, ha provenido de donaciones del pueblo. Al punto tal que ha sobrado y lo que ha sobrado se lo han llevado.
Pero no faltan, lamentablemente, quienes no tienen conciencia del sostenimiento del culto y no precisamente por desconocimiento. Se trata de personas que usan todas las instalaciones parroquiales pero no ponen un centavo a la hora de la colecta durante la Misa haciéndose los distraídos cuando pasan la canastita por su lado. Tampoco colaboran en las rifas o eventos parroquiales. Han olvidado que uno de los preceptos de la Iglesia es justamente el sostenimiento del culto. En estos dos años se han hecho muchas cosas en la parroquia pero aún queda mucho por hacer y todo esto lo hacemos entre todos ya que la parroquia es nuestra «casa grande», es la casa de todos
Próximamente vamos a realizar una campaña de sostenimiento de la parroquia y de socios con la confianza de que muchos van a ser los que con su aporte ayudarán a que la iglesia se vea cada día más linda y pueda llegar con sus obras a toda la población, especialmente a los más alejados y necesitados de un modo permanente.
El Consejo Económico actúa bajo la inmediata autoridad del párroco y trabaja esforzada y desinteresadamente para mantener los bienes parroquiales y a su vez generar nuevos recursos. La consigna es que deben actuar plenamente conforme a la ley, con absoluta transparencia y honestidad y publicando mensualmente en la puerta de la iglesia todo el dinero que ingresa a la parroquia y en qué se invierte. Quien quiera puede venir y ver por sus propios ojos cómo trabaja el Consejo Económico y qué se hace con la plata.
Reflexión final
7- Ignoro cuánto tiempo estaré en Navarro, pero el tiempo que esté quiero realizar de corazón la misión que el Señor me ha encomendado. Yo no elegí venir a Navarro, Dios me eligió, a través del Obispo, para venir aquí. Y aquí estoy, dispuesto a seguir aprendiendo y a seguir siempre para adelante.
Soy consciente de mis limitaciones y los errores que he cometido han sido obviamente sin intención. Pido perdón por ello. Con todo, también soy consciente que todas las decisiones que he tomado en estos dos años -incluso las más difíciles- han sido debidamente meditadas, consultadas y rezadas, y siempre buscando el bien para la parroquia. Hubo ciertas decisiones que sabía que me iban a traer problemas y me iban a hacer impopular ante algunos, pero aún así debía tomarlas pensando no sólo en el presente sino en el futuro de la parroquia. En ese sentido, no me arrepiento de ninguna decisión tomada.
8- Hay quienes piensan que la parroquia se encuentra irremediablemente dividida y que ya no hay retorno. En este punto debo decir que hay una división que es mala y una división que es buena. La división mala es la de aquellos que se han auto-colocado en un «bando contrario» provocando con todas las actitudes que se han descripto más arriba. Pero, con todo, hay una división que es positiva y que no es más que la consecuencia de seguir a Jesucristo y a su Iglesia quedando «divididos», «marginados» por parte de aquellos que sólo se siguen a sí mismos. Se trata de aquella división que trajo el mismo Jesucristo como El mismo lo dijo: «¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división» (Cf Lucas, 12, 51)
Pero no hay que asustarse, todo esto era previsible y sabemos que entra en el plan de Dios. Como dice el mismo Jesucristo: «Por los frutos se reconoce el árbol», y entre estos frutos está la misión popular, la numerosa gente que se ha acercado a la Iglesia, las puertas que se han abierto, el «aire fresco» que ha empezado a correr y el empuje de muchos para seguir trabajando unidos en un promisorio proyecto pastoral que sea inclusivo para todos y que muestre una parroquia en verdadera comunión y cerca de la gente. Que todo aquel que se acerque a la parroquia (no importa quién sea) sienta y sepa que se encuentra en su propia casa.
En fin, soy consciente que este mensaje va a levantar «polvareda» pero no podía permanecer callado mucho tiempo más. Hubiera sido lo más fácil pero el pastor no puede permanecer impávido mientras los lobos merodean el rebaño. Hago míos los versos con los que concluye el Martín Fierro: «Es la memoria un gran don, calidá muy meritoria; y aquellos que en esta historia sospechen que les doy palo, sepan que olvidar lo malo también es tener memoria. Mas naide se crea ofendido, pues a ninguno incomodo; y si canto de este modo por encontrarlo oportuno, NO ES PARA MAL DE NINGUNO SINO PARA BIEN DE TODOS»
Comencemos este año 2015 con mucha alegría y esperanza, bajo la guía y la mirada de Aquel que “hace nuevas todas las cosas” , de Nuestra Madre de Luján y de San Lorenzo Mártir. ¡Feliz Año 2015 y que Dios los bendiga a todos!
Pbro. Domingo Alberto Soria Sosa
Cura Párroco de Navarro

 

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Roberto Gómez
Por Roberto Gómez enero 10, 2015

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