Histórico gol de Facundo Diz en una final…
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¿Por qué no una estatua? Cuántas líneas hemos escrito sobre este “gladiador” del deporte argentino. Cuántos nombran hoy a Navarro en los medios nacionales por referirse a él, en cada salto, en cada aguante, en cada gol.
Facundo Diz es el mejor ejemplo de cómo se sale de un pueblo que parecía fantasma porque por muchos años fueron pocos los que se animaron a quitarse la sábana y probar si el despegue estaba cerca. Facundo Ignacio Diz, con limitaciones lógicas de cualquier pibe de pueblo en épocas difíciles, se cargó la mochila al hombro y hoy la abre mostrando sus más merecidos pergaminos.
Tristán Suárez ganó 1 a 0 en el partido de ida y esperará la revancha en Ezeiza ilusionado con el ascenso. Confía en su máxima figura, en su capitán, en su monumento a la esperanza, confía a muerte en un goleador que tuvo que rendir cientos de exámenes para que hoy, la mayoría, algunos sin pedir disculpas, se llenen la boca nombrándolo como el embajador deportivo de nuestro pueblo.
Facundo Diz, incansable guerrero del área, protagonista de ascensos y de innumerables historias de fútbol que lo llevan desde reuniones con Maradona, hasta quedar sin ropa por ser asaltado en su propio vestuario, cerca de una isla peligrosa de Buenos Aires.
Hay muchas estatuas que caracterizan a Navarro… Hay un caballo que aún no se terminó de construir. Está Moreira, Dorrego, El Gaucho, Juancho Parodi… Es hora de que un verde predio lleve la figura del jugador de fútbol que tiene en su piel el nombre de sus hijas, y en el corazón, el de nuestro querido pueblo de Navarro.