Alejandro Martínez “Hijos a la perinola”

Roberto Gómez
Por Roberto Gómez abril 22, 2014

Alejandro Martínez “Hijos a la perinola”

Es un Juego macabro, donde los padres para quienes su mayor capital y valor en la vida son los hijos, día a día los juegan a la pirinola, mientras los trasladan en sus vehículos. Es fácil observar, sin ser experto en la materia, niños sacando el cuerpo, los brazos y jugando con ellos, o algún piolín, vara o papel, que es una cometa, surcando alegremente el viento, que genera el vehículo en su marcha. Y el que conduce, alegremente viendo como se divierte, y como cumple ese capricho, que de haberlo reprimido, diciendo no poder, o que vaya al asiento de atrás, con la silla o el cinturón colocado, aceptan y quizás lleguen a » negociar con el pueril», como gran logro el asiento de adelante y con cinturón.
Lo mismo ocurre y con mayor o igual peligrosidad, en vehículos de dos ruedas, con o sin motor, donde como el Director Periodístico de esta página, mencionara en una de sus editoriales al respecto, van apilados literalmente, colgados de las espaldas, haciendo equilibrio, sobre el posa pie de una moto de 50 cc, de no más de 15/20 cm de superficie, con los piecitos, uno detrás del otro en paso de baile clásico, o equilibristas de circo, pero sin red. Y no de un pasajero, sino varios, la cantidad es terrible, no me animo a ponerla, porque no entiendo como los acomodan así, entre dos mayores o varios menores, en los manubrios, asientos, caños y porta cascos, etc.
Son niños, o adolescentes, porque carecen de madurez, edad o conocimientos y los padres quizás no en todos los casos, son mayores; porque se » supone» que gozan de esa madurez, pero sería terrible socialmente, que un hijo les haga fama a sus progenitores de represivos. O peor, que les reclamen frente a sus amigos en la Escuela, ámbito donde ser » amigo de los hijos», es una condecoración social, pretendida, y anhelada.
A estos actos de total irresponsabilidad, y violación no solo a las Leyes de Tránsito, y peor aún a ese amor que se dice tener por ellos, que es real, pero que les dan el trato menos que un billete de $100, ya que no llevarían a este, ni por asomo, flameando en una ventanilla, sobre el manubrio, o a medio estar dentro o fuera del bolsillo, o en equilibrio por miedo a que se pierda.
El por qué, hacemos esto, lo explican los sociólogos, y es interesante la evolución de ello, o sea el poco cuidado de los hijos en el traslado: » Desde hace millones de años, donde el Cro-Magnon, se movilizó desde África, hasta la Europa Meridional, en la época de la Glaciación, evolucionó y como hoy, su bien más cuidado eran los hijos; serían su futuro, su manera de prolongarse en el tiempo, ganar batallas, como la que libraron contra el Neandertal , en ese borde Europeo helado, y vencieron, no por ser más, sino por ser más civilizados; entre esos rubros, se puede aplicar, la Seguridad que efectuaban en sus traslados de miles de kilómetros, y los cuidados que daban a sus hijos. Ya que el ser humano tiene una infancia muy prolongada y los peligros arrecian en ese lapso.
La segunda vez que la humanidad, se preocupó, por los traslados de sus hijos, fue en la Edad Media (siglos V al VIII), donde se cambio, la economía esclavista por la Feudal, y así se llamo ese ir y venir por Europa, de gente, de ciudad en ciudad, el » Homo Aviator». Así llamados, porque
encaraban la vida como un viaje, y se modernizaron caminos y puentes. Después de eso, llegamos a los mediados / fines, de los años 80 del siglo XX, donde la Información comenzó a tomar un ritmo, vertiginoso hasta nuestros días, empezando lento y adquiriendo un ritmo, que no hace falta hoy mencionar; por ese tiempo, ya varió lo social, se empezó incipientemente a ser rehenes de los hijos, donde hoy está en la cúspide, casi nunca verán o es muy raro (pero existe por suerte) que un niño se encapriche, en un Supermercado u otro local, y los padres literalmente lo frenen, con la mirada, y no hablo de temor, sino de respeto. Un hijo nunca debería temer a un padre, aunque los hechos demuestren lo contrario por desgracia.
Así se llega al niño en la ventanilla, por no corregirlo o hacerle «algún mal sicológico «, al no contradecirlo y ubicándolo bien, como la Ley exige, que por algo lo hace.
Y por qué lo obliga?:
* Las estadísticas, dicen que entre el 6 y el 10% de las víctimas de accidente de tránsito son niños y esto aumenta mucho mas, en lesiones de todo tipo, de leves a graves o incapacidades temporarias o permanentes.
* Las encuestas y estadísticas, dicen que :
1. Los padres, en encuestas dicen en un 99,9 % que los llevan adecuadamente y acorde a le Ley vigente.
2. Las demostraciones de campo hablan de: 45% correctamente, 19% incorrecto, asiento delantero.
3. Los conductores, no respetan las prioridades de paso en un 53%
4. Los peatones, no respetan las reglas de cruce: 77% en calles; 70% en calles cruce c/ avenidas; 20% en avenidas.
5. La conducción, por menores de edad no autorizados y no aptos para ellos, en vehículos de dos ruedas, con motor, aumento considerablemente en los últimos años, como así la venta de estos vehículos, pasamos de no hace más de 3 años de 4 millones, de patentamientos, a casi 5 millones, de estos rodados, sin contar los «NO Patentados», que vemos a diario, y sin contar las Bicicletas, que aumentaron exponencialmente, por los accesos a esos como vehículos recreativos, a transporte laboral, lo mismo que las motos de baja cilindrada, nuevas o usadas . Y algunas reformadas, caseramente, donde pierden los puntos de equilibrio de fábrica y así la adherencia a la vía con sus consecuencias.
6. Los limites de personas alcoholizadas, se elevaron en la conducción, y en el consumo diario » per cápita» donde ahí sí, estamos parejos con países Nórdicos.
* Los vehículos actuales, a pesar de las medidas de seguridad activas que poseen, siguen siendo la causa general de accidentes: la Imprudencia e impericia en su conducción, desde la Ebriedad, hasta el hablar por celular; motivo éste que aumenta los accidentes día a día.
* Si esto no alcanzara, la agresividad con que se maneja y la falta de respeto por la Normas Básicas de Transito, no hace solo a que nos fijemos en nuestro conducir, sino que debemos observar a terceros, sea peatones u otros conductores.
Estos datos, no sólo son Oficiales, de ONG, y de Organismos Internacionales, sino que los vemos a simple vista podemos corroborarlos.
Si un promedio de 7 mil muertes en el país a raíz de accidentes de tránsito, (y son un tanto más) y exponencialmente las Lesiones Graves y Daños Permanentes, en los accidentados, No son causales, suficientes para no jugar a la suerte o al destino la vida o la salud de nuestros hijos, hágale caso a un Juglar que dijo: » No hay más cobarde, que quien echa la culpa al destino»; la culpa puede ser de un tercero del accidente o su causa, pero el no promover, las medidas Legales y coherentes con el traslado de sus hijos, es suya.
Las causas para no hacerlo son varias, y si son humanamente justificadas a saber:
* No tengo otro medio de traslado
* Los micros o buses son muy caros
* No llego a tiempo al trabajo
* Vivo lejos de la escuela, guardería, etc.
No justifican a posterior, a los que sufren consecuencias, de esa imprudencia fatal, y nos da el dolor más irreparable o el susto inolvidable, o la consecuencia para el resto de una vida.
Faltarían un par de palabras, para los ingresos en las Escuelas, especialmente en la primera hora de la mañana, el imprudente estacionamiento, el parar mal y el doble o triple fila, dónde se pueda, el circular de los vehículos de dos ruedas, motor o no, en contra mano, por aceras, cargando varios niños, suyos o no.
Creo que no hacen falta más comentarios, como que para llegar, no existen semáforos en rojo, menos en amarillo, boca calles, cruces peligrosos, barreras bajas de tren, prioridad de paso, sendas peatonales, y es larga la lista. Y notorio la falta de prevención, si lo sabía, y la falta de responsabilidad, si lo sabía, en algunos, por suerte no todos.
Se saben las reglamentaciones, de cinturón de seguridad, casco para vehículos de dos ruedas etc., por qué no se cumplen, es otro asunto.
Como la circulación de bicicletas, patinetas, etc., por las aceras y plazas, que causan lesiones en personas de muy corta edad, o ancianos, imposibilitados de reaccionar rápidamente, a las maniobras de los » bólidos» al manubrio.
Si supieran la cantidad de personas mayores, que portan lesiones de por vida e inmovilidad total o parcial, por estos hechos, se asombrarían y pensarían con más detenimiento, que esa «bici» de reyes, con o sin rueditas, o por pasar de año, debe ser usada, en lugares apropiados, que no son aceras ni plazas, y le ahorramos trabajo al Placero y su silbato; y a los mayores, daños irreparables, sólo por disfrutar un tanto el aire libre.
No le eche la culpa al destino, si ya lo sabe.
Alejandro Martínez, «Asesor de Seguridad Vial y Tránsito Público»

Roberto Gómez
Por Roberto Gómez abril 22, 2014

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